Carlos Pimentel: reviviendo partituras del treinta

A finales del noventa muere la viuda de Pimentel y su bisnieto, Roberto Fuertes, recibe las cajas que ella guardó por décadas en un rincón de su casa. Adentro, la obra casi completa del maestro de la guitarra, su antepasado. Un documento musical del Valparaíso de principios del siglo XX.

Por Roberto Fuertes (*)

Músico compositor y concertista en guitarra, Carlos Pimentel Barrera nace en la ciudad de Valparaíso en 1887. Ya a temprana edad comienza a acercarse a la música, realizando estudios en forma particular, de piano y luego guitarra, instrumento que profundizará y le permitirá desarrollar una nutrida carrera artística.

Sobre sus primeros maestros no se tienen mayores antecedentes; sin embargo, ha tomado fuerza su vinculación con el músico español Antonio Alba, quien desplegó en Chile una numerosa obra de difusión musical. Los datos recopilados nos indican que ambos se conocieron en el Valparaíso de las primeras décadas del siglo XX, y que compartieron sus inquietudes por la guitarra. Ambos la interpretaron como solistas, y compartieron el repertorio de la época, casi en su totalidad inspirado en el Salón Europeo. Análogamente, dieron curso al estudio de otros instrumentos de cuerdas como la mandolina y la bandurria; además, en distintas épocas de sus vidas, fundaron conjuntos de cuerdas denominadas Estudiantinas. Estas fueron verdaderas orquestas, de gran presencia en las ciudades del norte salitrero chileno.

Destaca en Carlos Pimentel la gran cantidad de creaciones musicales, para múltiples instrumentos, tales como guitarra, piano, mandolina, entre otros, sobresaliendo además como concertista. Ofreció presentaciones no sólo en Valparaíso, sino también en Santiago y en el norte del país, en numerosas giras de larga duración. Estas nos dan alguna idea de cómo debe haber sido la vida de músico en ese tiempo: Pimentel se traslada acompañado de su familia, arrienda teatros para sus presentaciones, produce sus conciertos y vende sus creaciones más populares, haciendo una verdadera itinerancia artística. Pero sus conciertos no sólo se hicieron escuchar en Chile, sino que logró con éxito dar conciertos en Perú, Ecuador y Argentina, con excelente acogida y una favorable crítica. Incluso fue editado en Perú por la Casa Editora Guillermo Brandes y por otras editoras de Sudamérica. Lo mismo ocurrió en Chile con las Casas Editoras C. Kirsinger y Cia., Carlos Doggenweiler, Carlos Brandt, y Mattensohn y Grimm.

Hasta antes de la llegada del fonógrafo y la revolución de la radio, la actividad musical se nutría fuertemente de la presencia en directo de los ejecutores y de la enseñanza musical. Con el fenómeno de masificación de la música, a partir de los años 20, la actividad de los músicos experimentó cambios importantes. La sociedad comenzaba un proceso de democratización en sus distintas esferas y la música no fue la excepción, no sólo desde el punto de vista de los receptores, sino también, en sus significados y su puesta en escena.

Surgieron nuevos repertorios y el salón aristocrático chileno se abrió a nuevas expresiones musicales, propias de los grupos sociales emergentes. El repertorio de Carlos Pimentel será reflejo de los gustos, sensibilidades y atmósfera artística de la época. Destacan en una primera etapa los valses, schottis, gavotas, mazurcas; luego en una segunda, las habaneras, polkas, shimys, fox – trots, terminando incluso por desarrollar piezas propias de la música popular, como tangos, cuecas y tonadas.

Es importante también mencionar la creación de himnos y marchas, que en el Fondo Carlos Pimentel superan las 180 obras. Asimismo, llama la atención la creación de jingles para distintas casas comerciales del Valparaíso de la época. Los himnos y las marchas tienen doble importancia, ya que un grupo numeroso de ellas está dedicado a algún personaje relevante de la primera parte del siglo XX o a un episodio de gran significado para la sociedad. Así, encontramos, por ejemplo, el himno a las víctimas del Terremoto de Chillán. La catástrofe ocurrida en esta ciudad del centro de Chile a finales de la década del treinta, impactó profundamente a la sociedad, por los enormes daños materiales y las pérdidas en vidas humanas. El músico no podía estar ajeno a este suceso, trasformándose en un verdadero cronista de su época.

Junto con esta enorme creación musical, que en la actualidad supera las 500 obras, Carlos Pimentel llevó adelante una importante labor pedagógica. Para desarrollar dicha actividad fundó en Valparaíso varias academias y casas de música, destacando entre ellas La Casa Buenos Aires, que se ubicó en el centro de la ciudad puerto. Fue un verdadero eje difusor de la música, ofreciendo desde clases musicales para distintos instrumentos, hasta conciertos y venta de partituras del propio maestro y de los autores de moda en Europa o en el resto de América.

Sin embargo, Pimentel ha estado hasta hace poco en el anonimato, hecho que se contradice con la envergadura de su obra y su importancia en el desarrollo de la música en Chile, en particular de la guitarra. Las causas están probablemente en que durante toda la primera parte del siglo XX la guitarra no había ingresado a los círculos oficiales del quehacer musical chileno, entiéndase Conservatorio de Música. También puede haber incidido la propia voluntad del autor, quien en documentos encontrados deja de manifiesto que no desea ser reconocido sino hasta después de su muerte, hecho que ocurre en 1957. Es así como su obra se encontraba en manos de su familia, y recién en 1998 empieza su difusión.

Un proyecto financiado por Fondart en 1998 permitió a Roberto Fuentes, bisnieto del músico, rescatar parte de su obra y junto al guitarrista chileno Oscar Ohlsen grabar un CD con 23 obras inéditas, el primer intento por rescatar este tesoro musical. Finalmente, en abril de 2007 se publicó el libro: Del Salón a la Música Popular en la guitarra de Carlos Pimentel de los autores: Roberto Fuertes y Bernardo Zamora, proyecto financiado por el Consejo de la Cultura y el Fondo de la Música Nacional, que rescata la creación en guitarra de Carlos Pimentel en un CD.

En la actualidad se está realizando un proyecto de conservación y catalogación de la obra completa del músico, a cargo de Roberto Fuentes y Cecilia Astudillo, en un trabajo conjunto con el Fondo de Investigación y Documentación de la Música Chilena Margot Loyola Palacios, de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

La creación de Pimentel es hasta el momento la mayor encontrada de un músico chileno en el período, y nos abre las puertas para la reconstrucción y el relato de la historia musical y social de la época, constituyéndose así en la metáfora del Valparaíso de la primera mitad del siglo XX.

El Fondo Musical Carlos Pimentel actualmente se encuentra en depósito en el Fondo Margot Loyola, en la ciudad de Valparaíso.

Roberto Fuertes, viñamarino, bisnieto del compositor porteño Carlos Pimentel, es Profesor de Historia e Investigador del Patrimonio Cultural Chileno. Con estudios en Antropología en la Universidad de Chile, actualmente cursa un post grado en Didáctica del Patrimonio, Universidad de Barcelona, España. Destaca su creación del Fondo Musical de Carlos Pimentel, la publicación del libro Del Salón a la Música Popular en la Guitarra de Carlos Pimentel, la trascripción de las obras de Pimentel para guitarra –en conjunto con Bernardo Zamora- y la producción del DVD Acordes de la Memoria, basado en el Fondo Musical Carlos Pimentel y el contexto de Valparaíso en la primera mitad del siglo XX.

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